jueves, 12 de enero de 2012

13.01.10

Su sombrero inclinado y su sonrisa torcida.
- Creía que no vendrías.- murmuró.
- ¿Eso es lo mejor que puedes decirme? ¿"creía que no vendrías"? ¿Tantos años de poeta para ese tópico?- Ella le dió la espalda con cara de decepción, como tantas otras veces.
Las manos de él en sus hombros y su voz peligrosamente cerca de su oído, pausada, familiar, dulce: - También podría haber mirado mi reloj y haberte dicho "LLegas tarde."
- Tarde otra vez, princesa.- Completó ella, todavía de espaldas, y con un tono de frustración en sus palabras.
- Siempre tarde.- Continuó él y su fascinante voz y sus manos acariciaron su pelo con amor.
- O podrías haber dicho mi favorita.- susurró ella, al tiempo que se giraba para quedar entre sus brazos.
- Lo bueno se hace esperar.- dijeron los dos a la vez con esa luz en los ojos.
Se quitó el sombrero y se lo puso a su princesa mientras le decía: -No sé porque sigo perdonándote.-
- ¿tú a mí?- replicó ella.
- Me gustan las reconciliaciones, ¿a ti no?
- Me gustan más las peleas.- Dijo, y sus labios rojos destellaron con aires de suficiencia.
- Ya me he dado cuenta.- Su voz de pronto sonó amarga y mucho más grave mientras el amor del ambiente se esfumaba por la ventana.- Pero en serio, esta vez te has pasado.
- No, no lo creo. Fuiste estúpido. Bueno quizás tengas razón. Pero entiendeme, nunca le había tirado el vino a nadie.
- Y siempre habías querido hacerlo, se notaba...
- Sí.- Se quitó el sombrero y esta vez se lo puso ella a él.
Luego añadió con su sonrisa traviesa: - Te queda bien el sombrero. Mejor que a mí.
- Mentirosa.- Rió.
- Mentiroso.- Dijo ella, forzando una sonrisa. pero su voz sonó acusadora. Intentó olvidarlo todo, otra vez, y se acercó a besarle, a él, a su sombrero, a su voz irresistible. Al que siempre sería el doloroso amor de su vida.

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