sábado, 11 de agosto de 2012

Que te tengo que salvar, que me tienes que salvar...

¿Veis al chico guapo que sonríe y tiene un coro de guapas a su alrededor?
¿Veis al chico torpe y tímido que mira a una de las chicas guapas que cortejan al guapo deslumbrante?

Yo estoy mirando al guapo y como todas las demás, admiro su porte, el color de sus ojos y la blancura de su sonrisa. Y puede que suspire, sí, pero estoy a más de tres metros de distancia.
 Quizás es debido a que no tengo ninguna posibilidad, aunque puede que sea porque no acostumbro a enamorarme de este tipo de hombre.
Suelo enamorarme del otro, del torpe que mira a una de las guapas con la que nunca tendrá nada más que una buena amistad. Del que nunca ha tenido novia. Del que tiene la autoestima tan baja que quieres gritarle al mundo lo maravilloso que es, no para que ellos lo sepan, si no para que el mismo se de cuenta. Del que siempre dice lo inadecuado o no cae del todo bien.
Los anti-héroes son tan dulces...Todavía no se ha visto ese arrebato de inocencia estremecedora en alguien que siempre ha tenido lo que desea. Pero los anti-héroes son también un poco... insatisfactorios, por decirlo de alguna manera. Y es que en cuanto cuanto aprenden a volar se marchan sin mirar atrás. 

Por eso estaría bien, por una vez, elegir de quien te enamoras, y dejar que te salven en vez de andar siempre por ahí intentando salvar a hombres que se acaban por corromper.
Mejor que vengan corrompidos ya de fábrica.








Elegir de quien te enamoras...el mismo viejo cliché...

sábado, 4 de agosto de 2012

Y conoces el final.

Me gusta pensar que muchas personas estarán leyendo lo mismo que yo en este preciso momento, en otros idiomas.
Y quizás subrayándolo.
A la vez que estoy sintiendo que ojalá conociera a Alguien, justo Alguien está pensando lo mismo.
Que esta emisora de radio suena y tú también estás bailando encima de la cama.
Yo camino con un pie delante del otro sobre un bordillo, y 13 millones de chicas de mi edad hacen lo mismo en otros lugares del mundo, seguro.
Que lloramos en la misma escena, estés donde estés.
There’s nothing you can do that can’t be done. Hay tanta gente haciendo las mismas cosas raras que tú haces y soñando con conocerte…
Por eso es un consuelo saber que no somos especiales.
Significa que estamos en una ciudad diminuta a una distancia de cien años luz, soñándonos mutuamente y haciéndonos señales con un espejo.