lunes, 14 de abril de 2014

hay que gritar hasta ahogarse, para poder seguir respirando.


La noche y la ciudad.
Las luces de los semáforos y de algunas farolas.
Un semáforo en particular, y también unas baldosas en particular.
Una chica con sandalias, pantalones cortos, camiseta de tirantes.
La lluvia torrencial del verano sobre ella, resbalando por cada mechón de pelo, por el óvalo de su mandíbula, por la curva de sus comisuras, por la línea de sus clavículas.
Limpiando el estrés, la banalidad, la rutina, el dejarse llevar y no romper nunca el molde, no ir a correr de noche, no sentir nada, no gritar cuando lo necesitas, no respirar nunca en mitad del vacío.
La lluvia torrencial y ella, con la mirada perdida, con mi sonrisa de loca preferida.
La adrenalina la rompe de un golpe; se acelera su pulso, se le llenan los pulmones.
Un grito inesperado en mitad de la noche, largo, limpio, alto y atronador.
Mientras, la lluvia sigue besando la tierra.
Después del grito, de nuevo el silencio en mitad de la madrugada mientras ella recobra el aliento.
Y después, su risa: libre y ligera, como la de una niña.
Supongo que alivia sentirse viva.

miércoles, 9 de abril de 2014

bizarro significa valiente.

Me gusta lo mismo que le gusta a otro millón de personas.
La misma canción, la misma película, el mismo amor por el mismo libro, la misma obsesión por aquella ciudad.
No sé nada sobre un montón de cosas importantes, pero quiero saber más, como le sucede a tanta otra gente.
No conozco pintores checoslovacos ni directores de cine ucranianos. Pero me gustan los museos y el arte, como a tantos otros incultos y falsos intelectuales.
No leo a escritores muertos hace 1000 años, pero si 200, de algo servirá.
Soy común. No me gusta nada original; quizás porque en el mundo rápido y de masas en el que vivo, lo original es difícil de encontrar. Quizás el concepto de original ha perdido un poco el sentido.
Quizás eres el que tiene un gusto musical extrañísimo entre tus amigos, pero oh, ese grupo totalmente desconocido en tu país lo conoce en Internet tantísima gente...
Pero no me importa que me guste lo mainstream. No me importan palabras como 'Mainstream'.
Si le gusta a todo el mundo, por algo será.
Y no por tener gustos estrafalarios soy más especial. Puede que lo sea, pero puede que no.
Me han llamado muchas veces rara en mi vida, algunas me lo he tomado como un insulto y otras como un cumplido.
Pero ahora mismo hay tanta gente rara que es difícil sentirse especial.
Quizás es porque no es eso lo que te hace distinto.
Quizás lo que haces no define quien eres.