Tú temblando porque M, tras 293 páginas de pura agonía, por
fin ha tomado la decisión que sabías desde el primer capítulo que tenía que
tomar. Era necesario para ella, para seguir con su vida. Aunque destrozase a J.
Y lloras por J, porque te lo muestran rompiendo la vajilla y abrazándose las
rodillas en una esquina de la cocina. Lloras y le deseas lo mejor, y te enamoras
de él, pero también de M, y de todos los demás.
En fin, mírales, son perfectos. Tan calmados, tan soberbios,
con tanta energía que desprenden luz. Se encogen de hombros y achinan la mirada
al sonreír. Sus rodillas se doblan con una gracia tan perfecta que parece
mentira que sólo esté escrito en un libro para hacerte ver con tanta facilidad
cada movimiento, cada giro de su falda, cada frase perfecta que has soñado cien
mil veces.
Y les buscas en la vida real y te decepcionas porque no
existe nada que se compare ni lo más mínimo a tu personaje de ficción favorito.
Tan fascinantes.
Por algo no son reales.
Pero alguien los creó.
Puede que nuestro escritor haya recogido las características
más enigmáticas y carismáticas de sus héroes de papel, o de la gente de su
alrededor, y de todas las cosas fascinantes que tiene la gente del mundo real,
haber hecho un solo personaje que conquistase a todos sus lectores.
Pero quizás las preciosas manías del protagonista que te
vuelven loco, a nuestro escritor le dieran algún que otro dolor de cabeza. O
quizás la tuvo y la perdió, y lo que hace en el libro es retratarla con tanto
cariño y con tanto cuidado para no destrozar lo que queda de ella en sus
recuerdos. Porque hay cosas que se recuerdan de puntillas, para no perder ni el
más mínimo detalle. Para no modificar nada.
Quizás lo que te llega y te conquista no es el personaje, si
no la forma con que el escribe a sus personajes y los protege de la realidad
haciéndote llegar sus palabras dulces y crueles en la misma frase. La pasión y
dulzura con la que escribió un final alternativo para no perder (esta vez) al
amor de su vida.
Y por eso, no es tan loco enamorarse de personajes de
ficción.
Por que quien sabe si esa persona tan idílica salió a partir
de una persona que camina por tu calle y te mira de reojo en el metro.
Quien sabe si guardan la parte más mágica de la persona real
favorita del escritor.
Quién puede saber que es real y que es ficción.
En una línea tan fina como recordar e imaginar.
Intenta enfrentarte a un folio en blanco para describir a tu
persona favorita con objetividad. Buena suerte. Corregirás sus más diminutos
errores sin darte ni cuenta. Hasta lo malo suena fascinante sobre el papel, es
el poder del teatro, de la prosa, de la poesía, de las palabras.
Que sí, que enamorarse de personajes de ficción puede ser frustrante pero, ¿Por qué no? Tiene que haber alguien real ahí fuera que sea tan perfecto como alguien pudo imaginarle, crearle, recordarle o inventarle, llámalo como quieras…
Que sí, que enamorarse de personajes de ficción puede ser frustrante pero, ¿Por qué no? Tiene que haber alguien real ahí fuera que sea tan perfecto como alguien pudo imaginarle, crearle, recordarle o inventarle, llámalo como quieras…
"Aunque destrozase a J. Y lloras por J, porque te lo muestran rompiendo la vajilla y abrazándose las rodillas en una esquina de la cocina."
ResponderEliminarY de fondo, The blower's daughter
touché.
Eliminarsiempre en pensado que los personajes de los libros son mejores que las personas de carne y hueso, pero aun asi me la paso buscando a alguien que sea como un personaje de libro de los que enamoran, y un dia encontre uno pero ya no esta.
ResponderEliminarpero lo bueno es que sabes que se pueden encontrar en la vida real y encontrarás a otro (:
EliminarQuiero dejar constancia de que me ha encantado esta entrada. Aunque yo pueda tener otro punto de vista, comprendo perfectamente lo que es enamorarse de alguien que no existe, de una persona nacida de la imaginaciñon de otra u otras. Y también lo que cuentas de la decepción a no encontrar a alguien así en la vida real.
ResponderEliminarOjo, y no sólo enamoramiento. También amistad. Ha habido muchas veces en las que he considerado a personajes ficticios como mis amigos (¡Qué triste!). Y he buscado a gente así con la que rodearme, sin éxito.
Lo único en lo que discrepo es en lo último. Soy más pesimista y no creo que, ese tipo de personas tan "perfectas" desde el punto de vista de uno, existan en la realidad (Razonaría el por qué lo veo así, pero no me quiero explayar que bastante ya llevo escrito). Claro que luego cada persona es un mundo, así que también depende...
Para concluir, una hipótesis: Creo que nos enamoramos de personajes de ficción porque idealizamos sus personalidades, pero luego no tenemos a una persona real detrás para que nos decepcione ni nos haga evidentes sus defectos.
P.D: Ya no sé ni lo que digo. Siento invadir tu blog con semejante parrafada.
Ay Luis, pero si tus comentarios son mis más favoritos.
EliminarNo es triste considerar a los personajes tus amigos...bueno, puede que sí, pero no lo veo de esa manera. Conozco a tanta gente que llora cuando acaba un libro (serie/película) porque tiene que dejar ir a esas personas que conoce tan bien y que quiere tanto...
Tu hipótesis me parece absolutamente correcta (:
Y no seas pesimista, que los personajes existen en la vida real, ya verás.
(Hablaremos en persona para explayarnos tranquilamente)
Siempre pensé que los personajes literarios existen... que el poeta se basó en una persona que existe o existió. Pero nos pasaremos la vida sin saberlo, sin saber si la persona que acabamos de ver en la calle pudiera ser..
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